Esta es una gran pregunta que algunas de las personas que acompaño en terapia me han hecho en la primera sesión “¿Por qué tengo ansiedad tan de repente? Si todo estaba bien, todo iba bien” y mi respuesta siempre suele ser la misma, “la ansiedad aparece para avisarnos de algo”. Es cierto que cuando aparece sin previo aviso, desconcierta, por eso para encontrar el significado, primero tenemos que entenderla.
Cómo pedir ayuda y calmar la ansiedad sin motivo aparente
Pedir ayuda puede sentirse algo abrumador porque parece que “somos débiles” si no podemos solas, pero no, pedir ayuda no es de débiles, es de valientes. Hablar con alguien de confianza y que sea un buen apoyo para ti, o buscar un profesional de la salud mental puede marcar una gran diferencia.
Para rebajar la intensidad de la ansiedad, puede ayudarte soltarlo todo en tu sesión de terapia, hablarlo e identificar lo que sientes, técnicas como la respiración, poner atención en el presente a través del mindfulness o realizar alguna actividad física suave para liberar tensión acumulada.
Ansiedad, miedo, estrés y angustia
Similitudes
Estas emociones tienen algo en común: todas son respuestas naturales a situaciones que tu mente y tu cuerpo perciben como amenazantes. Todas activan tu sistema nervioso para prepararte para actuar, lo que puede generar síntomas que resultan desagradables, como aumento del ritmo cardíaco o dificultad para concentrarte.
Diferencias
La ansiedad es más persistente y es algo más difícil reconocer qué quiere decirnos, mientras que el miedo está asociado normalmente a un peligro que suele percibirse como real o inmediato. El estrés suele estar relacionado con demandas externas, como trabajo o estudios, y la angustia es una mezcla intensa de emociones que te hace sentir desbordada. Recuerda que cada caso es único y que en este artículo estamos hablando de manera general.
Estoy tranquila pero tengo ansiedad
Es posible que sientas ansiedad incluso en momentos donde aparentemente hay calma. Esto ocurre porque quizás tu mente y tu cuerpo están en alguna experiencia que no corresponde con el presente, por ejemplo algún evento traumático del pasado, preocupaciones sobre el futuro y desequilibrios que experiencias pasadas han podido generar en tu sistema nervioso. Escucha tu cuerpo y pregúntate qué podrías necesitar: quizás descanso, conectar con otros o contigo misma, o quizá tiempo para reflexionar sobre lo que sientes.
¿Realmente tenemos ansiedad sin motivo?
La realidad es que no, a veces nos cuesta identificar una causa clara, pero la ansiedad normalmente aparece por algo. A veces la acumulación de emociones o sentimientos que no hemos sabido gestionar o incluso la exposición a situaciones que han sido estresentantes para nosotras pueden generar un estado de ansiedad constante. Explorar estos aspectos con curiosidad y sin juicio te ayudará a entender mejor tu ansiedad.
Síntomas de la ansiedad que podrías reconocer
Señales físicas: palpitaciones, sudoración, temblores
Como he dicho antes, cada persona es un caso único, pero algunos de los más comunes son: notar que tu corazón late más rápido, sudoración, temblores o una presión en el pecho. Estas son respuestas automáticas de tu sistema nervioso que intentan prepararte para “luchar o huir”.
Señales psicológicas: miedo, preocupación constante, irritabilidad
En tu mente, la ansiedad puede sentirse como una preocupación incesante por el futuro, una sensación de que algo malo está a punto de ocurrir o una irritabilidad constante. Estos pensamientos a menudo te mantienen en un estado de alerta, agotándote emocionalmente.

¿Qué es el trastorno de ansiedad generalizada (TAG)?
El TAG es una forma de ansiedad que se caracteriza por preocupaciones excesivas y persistentes sobre aspectos cotidianos de la vida. A diferencia de la ansiedad puntual, este trastorno se mantiene en el tiempo de forma prolongada e impacta directamente en tu bienestar.
Posibles causas o desencadenantes de la ansiedad sin explicación aparente
¿Influyen los genes y la biología en mi ansiedad?
Hay estudios científicos que indican que algunas variantes genéticas pueden aumentar la predisposición a los trastornos de ansiedad.
¿Cómo afecta el estrés acumulado a mi cuerpo?
El estrés que no gestionas se va acumulando, como si tuvieras un vaso que gota a gota y lentamente se va llenando hasta que se desborda. El cuerpo siempre va mandando señales de que esto está ocurriendo, el problema es que estamos tan desconectados de él que a veces no somos capaces de reconocerlo hasta que ese vaso ya se ha derramado.
Cuando esto ocurre, puede que experimentes ansiedad y sientas que no hay un desencadenante claro, pero lo que ocurre es que tu cuerpo lleva mucho tiempo acumulando y sintiendo que está en un estado de alerta porque hay peligro…ese estado de alerta constante no es sostenible en el tiempo. No estamos programados para mantenernos en alerta constante.
El papel de los cambios hormonales en mi ansiedad
Es cierto que algunos cambios hormonales pueden aumentar la ansiedad en determinados periodos de nuestra vida, los relacionados con el ciclo menstrual, el embarazo o la menopausia pueden amplificar tus emociones y aumentar la sensación de ansiedad. Esto es algo natural y puede manejarse con atención y cuidado acudiendo a una experta en salud hormonal.
¿Mi estilo de vida puede estar detrás?
Sí, el estilo de vida que llevamos la mayoría donde no tenemos apenas tiempo para respirar y estamos absolutamente desconectadas de nuestras necesidades, hace que nuestra ansiedad se pueda ver disparada. Por ejemplo, la falta de sueño, ejercicio o de descanso y tiempo libre pueden estar contribuyendo a que sientas ansiedad.
Pequeñas situaciones cotidianas que disparan mi ansiedad
A veces, eventos como una reunión familiar o con amigos, o un malentendido con alguien pueden activar tu respuesta de ansiedad. Aunque parezcan detalles menores, pueden desencadenar emociones intensas si estás en un estado de estrés acumulado o si has vivido situaciones similares en el pasado que no has podido gestionar.
¿Cómo influyen mi entorno y mis experiencias pasadas?
Las experiencias difíciles o traumáticas del pasado que no hemos podido procesar e integrar por falta de acompañamiento pueden interferir en cómo reaccionas ante el estrés y la ansiedad en el presente. Por ejemplo, un entorno inestable en tu infancia podría predisponer a tu sistema nervioso a interpretar el mundo como un lugar incierto generando que estés constantemente en un estado de hiperactivación.
Algunos tipos de ansiedad
Algunas de las formas más comunes de ansiedad
- Ataques de pánico: Episodios breves pero intensos que incluyen síntomas físicos como falta de aire, palpitaciones, mareo o sudoración. Aunque suelen producir muchísimo miedo en la persona que lo sufre, no son peligrosos y pueden llegar a manejarse.
- Ansiedad generalizada: Se caracteriza por una preocupación constante y excesiva sobre múltiples aspectos de la vida. Puede incluir tensión, dificultad para concentrarte, problemas de sueño y sensación de malestar permanente.
- Ansiedad social: Implica un miedo intenso a las interacciones sociales, con preocupación por ser juzgada o cometer errores. Puede provocar nerviosismo, sudoración o evitar situaciones sociales, pero es posible gestionarla con apoyo.
¿Podemos evitar un ataque de ansiedad?
Aunque no siempre es posible evitarlo, se puede reducir su impacto o intensidad. Mantener una rutina de autocuidado, aprender a identificar los primeros signos y algunas técnicas de grounding o respiración, podrían ser herramientas que te ayuden a manejarlo antes de que se intensifique.
Cuándo acudir a un profesional para un diagnóstico correcto
Si sientes que la ansiedad está interfiriendo en tu vida, afectando a tu capacidad para trabajar, estudiar, o mantener relaciones personales, y no eres capaz de disfrutar de lo que te gusta, es hora de buscar ayuda. La terapia puede ofrecerte estrategias y herramientas para entender y gestionar lo que estás experimentando.
Cómo controlar la ansiedad en tu vida diaria
Pequeñas acciones, como establecer horarios regulares para descansar, alimentarte bien, practicar mindfulness y conectar emocionalmente con las personas que te rodean, pueden marcar una gran diferencia. Recuerda que gestionar la ansiedad no se trata de eliminarla por completo, sino de aprender a vivir con ella de una forma más equilibrada. En Nakama, te acompañamos a encontrar el equilibrio que estás buscando.