Quizás has escuchado hablar del nervio vago y su influencia en el bienestar emocional, pero ¿sabías que activarlo puede ayudarte a sentirte más tranquila y equilibrada? Este nervio, que recorre gran parte de tu cuerpo, juega un papel fundamental en la regulación del sistema nervioso y en la capacidad de gestionar el estrés. En este artículo, exploraremos cómo estimular el nervio vago puede favorecer la relajación y cómo puedes incorporarlo en tu día a día.
¿Qué es el nervio vago y dónde se encuentra?
El nervio vago es el nervio craneal más largo del cuerpo y forma parte del sistema nervioso parasimpático, encargado de la relajación y la recuperación. Se extiende desde el tronco encefálico hasta el abdomen, conectando con órganos como el corazón, los pulmones y el sistema digestivo. Su nombre proviene del latín «vagus», que significa «errante», haciendo referencia a su extenso recorrido por el cuerpo.
El nervio vago y la ansiedad: ¿Cómo están relacionados?
El papel del nervio vago en la regulación del sistema nervioso
El sistema nervioso autónomo se divide en dos ramas principales: el simpático (que activa la respuesta de lucha o huida) y el parasimpático (que promueve la relajación). El nervio vago es clave en este último, ayudando a reducir la frecuencia cardíaca, regular la respiración y disminuir la respuesta al estrés.
Cómo el nervio vago influye en la respuesta al estrés y la ansiedad
Cuando te enfrentas a situaciones estresantes, tu cuerpo entra en un estado de alerta (rama simpática del sistema nervioso autónomo). Sin embargo, si activamos el nervio vago, esto puede contrarrestar este estado y ayudarte a bajar la intensidad de la emoción, recuperando la calma. De hecho, investigaciones sugieren que una mayor actividad vagal está asociada con una mejor regulación emocional y menor riesgo de trastornos de ansiedad.
Si experimentas estrés o ansiedad, la estimulación del nervio vago puede ser una herramienta complementaria al proceso de terapia para la ansiedad.
¿Por qué estimular el nervio vago puede generar una sensación de calma?
Beneficios de activar el nervio vago para la relajación
Activar el nervio vago tiene múltiples beneficios:
- Reduce la frecuencia cardíaca y la presión arterial.
- Disminuye la producción de cortisol, la hormona del estrés.
- Mejora la digestión y el bienestar intestinal.
- Favorece un estado de calma y bienestar emocional.
El nervio vago y el diafragma: Su conexión con la respiración
El diafragma, músculo principal de la respiración, está estrechamente vinculado con el nervio vago. La respiración diafragmática profunda puede estimular el nervio vago y activar el sistema nervioso parasimpático, promoviendo un estado de relajación. Esta conexión es fundamental en prácticas como el yoga y la meditación.
Cómo activar el nervio vago: Ejercicios prácticos

Técnicas de respiración para estimular el nervio vago
- Respiración diafragmática: Inhala profundamente por la nariz, expandiendo el abdomen, y exhala lentamente por la boca.
- Respiración 4-7-8: Inhala durante 4 segundos, sostiene el aire 7 segundos y exhala lentamente en 8 segundos.
- Exhalaciones prolongadas: Alargar la exhalación ayuda a activar el sistema parasimpático y calmar el cuerpo.
Ejercicios de relajación para el nervio vago
- Cantar o tararear: La vibración generada por la voz estimula el nervio vago y ayuda a relajar el sistema nervioso.
- Exposición al frío: Salpicar agua fría en la cara o tomar pequeñas duchas frías puede activar el nervio vago y mejorar la regulación del estrés.
- Masajes en el cuello y la cara: Masajear suavemente la zona del cuello puede favorecer la activación vagal.
El impacto de la meditación y el mindfulness en el nervio vago
La meditación y el mindfulness han demostrado aumentar la actividad vagal, promoviendo la regulación emocional y la resiliencia ante el estrés. Prácticas como la meditación de bondad amorosa o la atención plena a la respiración pueden ser especialmente beneficiosas.
El nervio vago es una pieza clave en la regulación del sistema nervioso y su estimulación puede ayudarte a encontrar un mayor equilibrio emocional. A través de la respiración, el mindfulness y pequeños cambios en tu rutina, puedes activar el nervio vago y acercarte a estados de calma.